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No somos más que colaboradores de Dios. Ustedes son el huerto de Dios, son el edificio de Dios.

10 Dios, en su bondad, me enseñó cómo edificar con pericia. Yo puse los cimientos y otro edificó encima. El que edifica encima debe tener cuidado de cómo edifica, 11 porque nadie puede poner otro cimiento que el que ya está puesto: Jesucristo.

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